La semana pasada me puse a reflexionar respecto a lo que la tecnología en realidad ha hecho por nosotros en nuestro contexto. Mi reflexión no fue muy profunda, ya que vivimos en un mundo de contrastes y mucho más en el caso de nuestro querido y bello país (y qué, por cierto, la CDMX como turista tiene mucho que ofrecer).
Definitivamente tenemos acceso a un poder de cómputo que hace 5 años no imaginábamos, además de conectividad que hace 10 años era algo que pocos tenían y a precios muy altos.
Pero, que significa todo esto para nuestra comunidad. La realidad es que poco.
En nuestro querido terruño, se sigue invirtiendo en bienes raíces, edificios y todo lo que signifique algo que no se pueda replicar fácilmente. La educación básica sigue bajo el concepto tradicional de repite, mecaniza y entre menos pienses mejor.
Es claro que los que tenemos la responsabilidad de que la tecnología tenga un impacto mayor en la sociedad somos los afortunados en conocerla. He allí el verdadero reto, ¿Cómo difundir los beneficios de la tecnología y en base a su uso inteligente colaborar a mejorar nuestra sociedad?
Hemos avanzado a una velocidad tan rápida que por ese mismo hecho no hemos podido asimilar lo que es bueno. Tal vez me estoy haciendo viejo (bueno, no tal vez, ese es un hecho), pero esto no es una excusa para no hacer algo al respecto.
No hemos pasado de que la tecnología sea para muchos un juguete (o un instrumento para diseminar información falsa) y en otros casos una muestra de estatus y posición. Un ejemplo son los automóviles Tesla que circulan en nuestra ciudad (por cierto, para los regios, si tienen uno, en Avanta Garden en San Pedro Garza García existe donde cargar la batería).
La exuberancia de Tesla es tal que ya tiene mayor capitalización de mercado que Ford y eso que solo vende al año unas setenta y tantas mil unidades (y le está pisando los talones a GM).
Sin embargo, el futuro del automóvil será eléctrico o de celda de energía basada en hidrógeno (aunque el manejo del hidrógeno tiene sus retos interesantes que resolver), de eso no me queda duda. Así como energía solar y eólica.
Pero bueno, así somos los seres humanos con la exuberancia. Veo las cantidades de dinero que fluyen en inversión de riesgo en otros países y las cantidades que en el nuestro se desvían por trúhanes y no me queda más que entrar en “set mode sadness”.
Respecto al impacto de las tecnologías en la sociedad, tengo dudas de que la realidad aumentada es la tecnología que nos hará mejor como sociedad, sin embargo, conviene experimentar con ella. También el que tengamos muchos startups no me parece que apoye la innovación (aunque algunos dicen que sí, a la economía no me queda duda que sí), para la innovación requerimos de la ciencia y para ella necesitamos investigación y desarrollo, además de entender al talento y sus motivaciones, y lo más importante, no estorbarle al talento.
Cómo dice una cita que leí, “La política, me parece, por años, demasiados, se ha preocupado con la derecha o izquierda en vez de lo correcto o incorrecto” (en inglés suena mejor ya que dice “right and left instead of right and wrong”).
También me queda claro que estamos frente a un cambio de circunstancias, tan sólo esta nota que me compartieron me puso a pensar seriamente en quienes están destinados en avanzar. La nota en cuestión es sobre un estudio de Boston Consulting Group presentado este pasado lunes.
No tengo las respuestas, pero creo que debemos poner a funcionar lo que nos distingue de las demás especies con el fin de encontrarlas.
Que disfruten de un muy buen día.