Cuando veo todo el capital que se está invirtiendo en startups de China, EE.UU., las rondas de inversión, fondos de inversión y transacciones de compra de empresas, me siento como si fuera el 2001.
Sí justo antes de que la burbuja de Internet se desinflara. La próxima burbuja a desinflarse es la de la creatividad, innovación y transformación digital. Los tres temas me encantan, pero requieren de talento y de invertir en él y el tema de invertir en talento en la economía mexicana no se nos da de manera natural y tampoco a fuerza, salvo contadas excepciones (muy contadas).
Preferimos invertir en un pedazo de tierra que no se mueve y no se le puede dar “Copy paste”, invertir en construir edificios de muchos pisos (aunque no exista escalera de camión de bomberos que pase del cuarto piso y cuando invertimos no revisamos los planes de escaleras de incendio y el sistema de seguridad de incendios antes de comprar), invertimos en centros comerciales para el comercio minorista y restaurantes. Mucha oferta, mucho deseo de hacer comercio, mucho paseante y poco comprador.
La realidad del crecimiento de los centros comerciales y la inversión en átomos es que en Monterrey no existen espacios públicos de esparcimiento de calidad y la raza prefiere ir al centro comercial para entretenerse con lo que no puede comprar (a menos que se endeude con la tarjeta). La otra causa es nuestra vialidad, en la que en realidad nadie respeta a nadie. Y si eres amable, no te escapas de que abusen. Soluciones existen muchas, pero luego los alcaldes nos dicen que somos negativos al evaluarlos. Recibimos lo que diseñamos.
Sí, es cierto, existen empresas interesantes y muchas ideas muy padres, pero también existen las que no lo son tanto, por otra parte, muchas no son transacciones que terminan en bolsa de valores, por lo que esa lana al final del día solo desaparecerá. Veo los regios que quieren invertir aquí en Bitcoins, cuando ahora lo de moda es Ethereum. No entienden de que se trata esa tecnología, pero como algunos han hecho lana, otros quieren meterse. Y para tratar de entenderle, en vez de leer y aprender quieren invitarte una comida para saber del tema. Eso de trabajar por comida es algo de la era de la revolución.
En fin, aparentemente la innovación y la transformación digital son una gran excusa para no pensar mucho en que se invierte el dinero en países desarrollados y en otros como el nuestro no se piensa ni siquiera en invertir en estos temas ya que implican un riesgo.
El gran reto para el cambio es que no se hace por mandato, sino con acciones. El estado de ánimo en el mundo es mixto, incertidumbre, seguridad, inseguridad, certeza, y también globalización y nacionalismo.
No quiero ser ave de mal agüero, pero veo en la economía signos de que algo no anda bien, claro son solo mis percepciones.
Por ejemplo, Uber opera en México mediante una app, ¿Se pagan impuestos, se aseguran las unidades, se trata a los conductores como marca la ley?
El contrato de servicio de Uber tiene su base en Amsterdam. Ya me imagino ir hasta allá para arreglar los temas. Sí, no me gustan los servicios de taxis tradicionales, pero Amsterdam está muy lejos, claro que aquí nuestro sistema legal no funciona. Aunque originalmente el castigo para el CEO de Uber había sido el pedir un permiso, hoy los medios informan que renuncia. Sin embargo, los mismos inversionistas tienen una responsabilidad en el asunto ya que desde el principio sabían cómo era Travis Kalanick y decidieron invertir en dicha empresa.
El mundo desde que internet se hizo comercial ya no tiene fronteras claras y esto es un reto, para personas y gobiernos.
Te pueden mandar un spyware, virus o código malicioso desde Corea del Norte, Rusia o desde el gobierno de tu propio país. Así que el tema es global y parece que también nosotros estamos a la moda. Lo más triste es que no haremos manifestaciones para luchar por nuestro derecho a la privacidad, pero si se han hecho para otros temas que no quisiera mencionar ya que son muy controvertidos. Como dicen por allí, espían, pero no investigan.
Por otra parte, el mayor reto es China y no sólo para los EE.UU. sino también para nosotros. Es más, la próxima crisis vendrá de allá.
Por lo pronto los muchachos de allá se llevaron la fabricación del Focus de Ford que se pensaba fabricar en México.
A ver qué dice el líder de nuestros vecinos del otro lado del río, al respecto, aunque creo que nos odia más a nosotros que a ellos.
Conste, es solo un sentimiento, el cual no creo que exista nada que lo corrobore.
Estamos muy sensibles a todo, existen sentimientos negativos que están muy dentro de la piel y nos la han hecho tener muy delgadita. Y no me refiero al norte sino a nuestro querido país.
Andamos enfrascados entre derecha e izquierda y no entre lo que está bien y lo que está mal.
Existe un odio que nadie quiere reconocer pero que se encuentra allí, muy marcado entre los que tienen y los que no tienen.
No dudo que ideas raras lleguen y no me refiero a la izquierda sino al “I si I si”. No se asusten si aquí también se empiezan a ver atropellos (claro que con coches, no de los que nos hacen todos los días muchos gobernantes y sus corruptelas),
La democracia está muy quemada porque nos hemos encargado de quemarla. Veo los millones que se le meten a startups extranjeros, veo lo que poco que se invierte aquí, veo lo que nos cuesta la corrupción y me da risa, aunque la realidad también debería, llorar y ponerme a rezar.
En resumen, somos país de átomos, el tema de los bits no se nos da y lo peor del asunto es que al extranjero no les gustamos en temas de tecnología. Vivimos en un mundo muy extraño, bello y feo.
Que tengan un muy buen día.
P.D. Ando optimista.